jueves, 3 de diciembre de 2009

El efecto mariposa



Dr. Basket: Recuerdo aquél 3 de diciembre. Era muy muy niño, empujado hacia el baloncesto por tradicion familiar.

Aito: Como tantos otros. Habría que hacer un monumento a esos padres.

Ese domingo madrugamos para meternos una kilometrada e ir al campo del Pamesa. "Hijo, vas a ver al mejor jugador de Europa. Juega cojo, pero es el más grande" Y yo encantado.

El gran Arvydas Sabonis se rehabilitaba de sus lesiones en el Forum de Valladolid.

No era la primera vez que veía un partido ACB en directo, pero aquello me seguía fascinando igual que el primer día. Recuerdo que a veces me ponía de pie para mirar a mi alrededor y ver a toda esa gente animando. Lo que hacían los que jugaban, por aquel entonces, me llamaba menos la atención.

Al acabar el partido, nos acercamos hacia el autobús del Forum. Recuerdo a mi padre hablando con alguien de la expedición y, acto seguido, a esa persona cogiendome de la mano y diciendo "acompañame". Me subió al autobús y me llevó hacia la parte de atrás. Allí estaba él. Necesitaba dos asientos de autobús!!! Eso fue lo que me llamó la atención de él. No había visto una cosa igual en mi vida. Sonrió, me hice una foto, me chocó la mano y bajé.

Bajé completamente excitado, ¡Qué tío tan grande! Viendo la alegría de los que me acompañaban, me sentía completamente feliz. Debía ser algo importante le de 'esa' foto.

Todos nos sentimos así la primera vez que, siendo niños, nos encontramos a un famoso de esos que solo ves en la tele.

Por la tarde, carretera y manta. Vuelta para casa. De camino mi padre puso la radio. Jugaba el CAI, 'nuestro' CAI. Contra el Madrid nada menos. Era en su campo y era complicado el partido, pero por aquel entonces nos atrevíamos a tutear a cualquiera.

Y en la radio comienzan a saltar las alarmas ..."Un accidente"..."...un muerto"..."jugador del Real Madrid"..."Fernando Martín". Creo que hasta el motor del coche se quedó en silencio. De la misma forma que la felicidad que vi al bajar del autobús del Forum me hacía pensar que lo de la foto había sido algo bueno, aquel silencio me mostró la gravedad del asunto.

Yo pensaba que esas cosas no les pasaban a los famosos, que estaban protegidos por algo especial. Y él no era un famoso más, ¡jugaba al baloncesto! Ese hombre estaba decicido a marcarme aprovechando que yo era solo un renacuajo. Como cuando se fue a la NBA ("¿Y qué es eso?" - "Es la liga que se juega en Estados Unidos, donde están los mejores del mundo" - "¿Estados Unidos? ¿Y si se le olvida hablar español cuando vuelva?" - "No hijo, eso no se puede olvidar")

Pero las cosas no le fueron como él pensaba. Era un incomprendido. Un europeo no pintaba nada allí en aquél entonces, así que nos lo devolvieron. Pero él ya había encontrado por dónde abrir aquella puerta. Y se acordaba del camino. Y nos lo mostró para que otros muchos fuesen allí a completar lo que había empezado. Petrovic, Divac, Nowitzki....Pau.

Todos le deben mucho. Todos le debemos mucho. Cosas que ahora vemos como normales, como parte de la rutina, son gracias a locos como él. ¿Un español ganando un anillo? ¿Y encima en los Lakers? Sabíamos que eso no iba a pasar en la vida. Todos lo sabíamos, pero él pensaba diferente.

Lo suyo fue como un efecto mariposa. Ya sabes "¿Puede el aleteo de una mariposa en Hong Kong provocar una tormenta en Nueva York?"

"¿Puede la locura de un español a mitad de los 80 provocar el Tsunami que vivimos ahora?"

Amén.